sábado, 19 de marzo de 2011

MARINA TSVIETÁIEVA (RUSIA , 1892 - 1941)

 
 
Tentativa de celos



¿Cómo te va la vida con otra?
Más fácil, ¿verdad? Golpe de remo. ¿Cuándo -¿pronto?- por un puente seguro se alejó de ti el recuerdo

de mí, una isla que flota?
(En el cielo, no en el agua.) Almas. No amantes,
sino hermanas son nuestras almas.

¿Cómo te va junto a una simple mujer? ¿Sin divinidad alguna? Tras haber derrocado a tu reina (tú mismo privado del trono),

¿cómo vives?, ¿te preocupas?,
¿te enfadas? ¿Cómo estás allevantarte? Con ésa que te ha atado al cuello
su tributo inmortal, el tedio, ¿cómo te va,

pobrecito mío? "-Estoy harto de convulsiones, de dolor: voy a agenciarme un hogar." ¿Cómo te va con cualquiera,
a ti, que fuiste elegido por mí?

¿Es la comida más comestible?
y si te cansa, mala suerte.
¿Cómo puedes vivir con un idolillo, tú, digno antes del Sinaí?

¿Cómo vives con ésa, tan distinta a nosotros? ¿Una extranjera, costilla de tu pecho?
¿ La vergüenza, ese azote de Zeus,
aún no te ha herido la frente?

¿Cómo te va la vida? ¿Estás sano? Y las musas, ¿te llaman aún a veces? Y la dicha,
¿se hace ver? ¿Alguna vez? ¿Y esa llaga inmortal -la conciencia- qué, mi pobre?

¿Cómo vives con un producto
del mercado? ¿Pesa mucho?
Tras el mármol de Carrara,
¿cómo te va con una prótesis de yeso?

Del mismo bloque tallamos a Dios, para romperIo acto seguido.
¿ Va bien una cienmilésima,
para ti, que conociste a Lilit?

¿ Estás ya harto de esa mercadería novedosa? Cansado de mi magia, ¿cómo te va con una mujer terrestre que carece de sextos

sentidos?
Venga, con franqueza, ¿sois felices? ¿No? ¿Cómo se vive en un abismo sin profundidad amor mío? Cuesta, ¿verdad?
¿Te cuesta tanto como a mí con otro?

martes, 8 de marzo de 2011

JUAN CAMERON (CHILE,1947)




ACLAREMOS

 
Claro que si escupes a mi paso 
te reviento el hocico a bofetadas 
te llevo a tribunales te demando 
por daños y prejuicios te declaro 
un duelo a muerte y anda despacito 

Ya me escupieron demasiado 
pero no era mi casa 
y yo soy tolerante de visita.

sábado, 5 de marzo de 2011

Adam Zagajewski (Polonia,1945)

Autorretrato

 
Entre ordenador, lápiz y máquina de escribir
se me pasa la mitad del día. Algún día se convertirá en medio siglo.
Vivo en ciudades ajenas y a veces converso
con gente ajena sobre cosas que me son ajenas.
Escucho mucha música: Bach, Mahler, Chopin, Shostakovich.
En la música encuentro la fuerza, la debilidad y el dolor, los tres elementos.
El cuarto no tiene nombre.
Leo a poetas vivos y muertos, aprendo de ellos
tenacidad, fe y orgullo. Intento comprender
a los grandes filósofos -la mayoría de las veces consigo
captar tan sólo jirones de sus valiosos pensamientos.
Me gusta dar largos paseos por las calles de París
y mirar a mis prójimos, animados por la envidia,
la ira o el deseo; observar la moneda de plata
que pasa de mano en mano y lentamente pierde
su forma redonda (se borra el perfil del emperador).
A mi lado crecen árboles que no expresan nada,
salvo su verde perfección indiferente.
Aves negras caminan por los campos
siempre esperando algo, pacientes como viudas españolas.
Ya no soy joven, mas sigue habiendo gente mayor que yo.
Me gusta el sueño profundo, cuando no estoy,
y correr en bici por caminos rurales, cuando álamos y casas
se difuminan como nubes con el buen tiempo.
A veces me dicen algo los cuadros en los museos
y la ironía se esfuma de repente.
Me encanta contemplar el rostro de mi mujer.
Cada semana, el domingo, llamo a mi padre.
Cada dos semanas me reúno con mis amigos,
de esta forma seguimos siendo fieles.
Mi país se liberó de un mal. Quisiera
que le siguiera aún otra liberación.
¿Puedo aportar algo para ello? No lo sé.
No soy hijo de la mar,
como escribió sobre sí mismo Antonio Machado,
sino del aire, la menta y el violonchelo,
y no todos los caminos del alto mundo
se cruzan con los senderos de la vida que, de momento,
a mí me pertenece.


Versión de Elzbieta Bortkiewicz

martes, 1 de marzo de 2011

PATRICIA HIGHSMITH (USA ; 1921-1995)


Al alba, después de mi muerte horas antes,
la luz del sol se derramará a las siete como de costumbre
sobre estos árboles que conozco.
Estallará el verde brillante,la sombra verde oscuro darán paso
al cruel benigno,indiferente sol.
Los árboles de mi propio jardín permanecerán indiferentes
sin llorar por mí la mañana de mi muerte.
Igual que siempre,con sus raíces sedientas,
ciegos y despreocupados,
los árboles que conocía,
los árboles que cuidaba.


de El diario de Edith, Ediciones Alfaguara, Madrid, 1985- Traducción de José Luis López Muñoz.