sábado, 24 de julio de 2010

JAIME SILES (ESPAÑA,1951)




Economía de los cambios nocturnos



Sobre la luz delgada sólo puntos.
En el centro del iris sólo gotas,
    que la noche revierte
          -punto o gota-
en el delgado centro 
         de la luz.




Sub nocte


Y me dejas aquí,frente al lenguaje,
en una sola y misma vastedad
de tinta extensa que me borra,
de tatuada noche que me anula,
porque nada en ti suena,
teclado,tacto,tatuaje.Todo:
correspondencias lejos apagadas,
letra invisible,cero
del principio nocturno
y del final.



Sur l' instant


Intermitentes puntos de silencio
que tal vez un nombre puede abrir
a un más profundo resplandor de nada.



según la versión que consta en Revista de Occidente,  Año 1981, Nº 5, Madrid

jueves, 15 de julio de 2010

RAFAEL PATIÑO (COLOMBIA,1947)






SUEÑO AL OTRO LADO DEL ESPEJO




El verbo era látigo fuliginoso
La piel reverberante de papel
Crujía embebida por la rabia
Por la pasión
Alada manera de ser serpiente
Del desdecir.
Soñamos al otro lado del espejo
Borrando la ausencia de un poema
El olvido nos sacudió los hombros
Tratamos de danzar y danzando
Fuimos tan sólo
Un sueño profundo entre el vacío
De todas las estatuas.








LAMENTO DEL VAMPIRO




Nadie viene a beber
De mi cuello esta noche
Lecho adentro de todas las obsesiones
El amor vuela en fragmentos
¡Cuánto te añoro!
Esclusas incendiadas eran nuestra historia
Ahora soy las aldeas desoladas
Me recuesto en los paisajes
Y los médanos del alma
Duermen entre palmas de cera
El alma repleta de llaves y sellos
Sus párpados se afilan en la noche
Mientras la luna prosigue su cantiga
Viento feraz donde germina
La flor de eternidad
la runa donde el viento gime a solas.





según la versión que consta en INTERREGNO,Revista de poesía,Año II,Nº 5,Medellín,1992.

martes, 13 de julio de 2010

JORGE FERNÁNDEZ GRANADOS (MÉXICO,1965)



NADIR



A dónde van las cosas que nos duelen,
las que vivimos así,calladamente,
contando nuestros pasos que se borran.
El muro,una ventana,la canción,
nada importante,
la misma calle,el mismo techo,la misma sombra.
A dónde van
cualquier tarde esas imágenes que aran
hasta el último rincón de lo que somos,
y queman y arden y no hablan.

Qué pobre es el dolor si lo inundan
de gavetas,filigranas o preguntas,
si lo explican.
No se curva
el dolor sobre su lámpara,no pasa
por el umbral de las palabras.
Es sedoso rumor bajo el candil del esqueleto,
cangrejo hambriento que se entierra
en la arena púrpura del alma.

Y a dónde va,igual,toda esa mancha
de dolor que empapa
la hierba,la herrumbre,las baldosas
y el breve riel de las miradas.
A dónde van las cosas
que traemos en un pozo,en la huella de los dedos,
los gritos del espanto y el amor y la tristeza
que nos curva.Sólo cosas
limitadas,nuestras,quietas
y casi ofrendas,irremediables,
viejas.


A dónde van entonces que nos duelen,
como un crujido de brasas en la noche,
como un asombro de pájaros y rezos.
Una herida que pasa,invisible y súbita,
al otro lado de la carne.
O sólo duele la pobre,pobre maravilla
que se aleja en su viento de detalles,
el truco triste de su apenas,muda
y miserable,duele toda,todavía.

A dónde va la sombra de las cosas,el vaho
de la tibieza negra en el cristal
de la emoción bajo las cosas.
A dónde va el prodigio,ese ver
de pronto
el afilado fuego,la serpiente
a los pies de una diosa de madera.
Ese ver
que sólo es aire,rastro,
música de huellas.
Ese tocar de pronto
una honda,honda grieta
debajo de este mundo.


de Los hábitos de la ceniza, Editorial Joaquín Mortiz,México,2000-

lunes, 5 de julio de 2010

VICENTE BARBIERI (ARGENTINA,1903 - 1956 )


Rincón de la eternidad



Conozco en Buenos Aires una plaza
de suelo natural,oscurecido,
en un barrio que cae hacia el ocaso.


Dejando atrás los altos miradores,
en los que atisba la ciudad del humo,
se llega -sin edad- a unos lugares
donde demora el ser.


Allí,la plaza con un solo banco

al pie de un árbol único y perenne,
anterior a un diluvio americano.


Todas las calles caen a esta plaza
desvaneciendo paulatinamente,
aun bajo un sol de mayo o de febrero.


Un hombre solo llega  hasta ese banco,
solo y sabio en el aire apenas vivo,
y hombre y aire detiénense,pensando
acaso un solitario pensamiento.


Porque aquí la unidad es aquel árbol,
es un banco,es un hombre,es ese viento
que un día se detuvo distraído
y fundó su rincón de eternidades.


A veces posa el hombre la mirada
en las ramas del árbol, esperando
que alce su canto un ave misteriosa.


Y a ciertas horas,con la antigua pompa
ya un poco triste y repetida acaso,
suele llegar el grave mensajero
del fatigoso viaje.
                             Yo lo he visto
y he cerrado los ojos : de sus sienes
caía el mortecino atardecer,
y de sus manos blancas,tanta nieve
como para cubrir veinte ciudades.


Porque en la soledad ocurren cosas
y cantan aves y se ven países.

El aire apenas voluntad incierta,
arrastra alguna idea,alguna hoja
que rueda desde el árbol.
                                        Yo contemplo
al hombre de la plaza,
el alejado que la ciudad ignora.


Las ciudades no saben - están lejos -
que una plaza como ésta es el exilio
donde el tiempo reúne tres instantes:


               un hombre,
               un banco,
               un árbol.


Yo quería que ese hombre me dijese
cuál es la causa,cuál el purgatorio
que deslinda ese mundo con un árbol
y un banco y una plaza.

Pero el hombre es un hombre silencioso,
semejante al lugar donde las cosas
se hicieron una vez y ya no cambian.


Baja una mano y toca esas raíces
lentas como sus venas,como el aire
de sus encanecidas reflexiones.


¿Qué signos taciturnos demoraron
este lugar del éxodo?
Sí: transitan personas de ambos mundos
en lejandos pasajes y avenidas,
con sus trajes diversos.
                                     La distancia
tiene ciudades, ruido, ceremonias.
Aquí no cuenta esa verdad, y el hombre
sabe apenas quién es el que destruye.

En la ciudad se tienen referencias,
vagas noticias de una plaza oculta,
que es como un valle donde cada tarde
detiene el sol un hombre pensativo.


Está en un límite de quietas sombras,
rumbo al ocaso : es fácil encontrarla,
yendo hacia el fin.
hay que buscarla siempre
cuando el silencio empieza,entre esas horas
de eternidad que tiene Buenos Aires.



de Tareas tristes y otros poemas- Antología,Centro Editor de América Latina.Buenos Aires.1967

sábado, 3 de julio de 2010

JOSÉ KOZER (CUBA,1940)



HOME SWEET HOME


Ya pasaron:aquellos días de verdadera agitación.

hay una gotera en el cuarto de la niña,dejó de
                     rezumar (pese a que llueve)
                    (llueve) está ahí la gotera,
                         no rezuma: el Bendito.

En casa, hay cinco relojes:detenidos.

No obstante el que funciona,espeluzna:son así
                    estas cosas estas noches (lapsos)
                    o la luna a franjas por la persiana
                    o el respaldo en sombras a travesaños
                    de la silla,en la pared (una reja).

Sonó el teléfono, no contesta el vecino qué le pasa.

Qué habrá pasado:la correspondencia se me fué
                   acumulando asimismo el trabajo
                   asimismo un catar de vinos nuevos
                   o el sonido de la cigarra que es
                  verano:Máximo acaba de telefonear
                  que lo del médico el veredicto
                  estas cosas son así (suceden)
                                       indescifrables.

Lo de todos los días:iba a escribir otra cosa,se me 
                                                                   olvidó.

Todo tiene su dificultad pese a que el duelo con pan.
                    mejor se sobrelleva:qué extraña
carne somos (carne cuaresma de carnestolenda conocedora carne
de continuidad)y somos visistados
según la señal su índice de antojo.

¿Aceptemos?

Personalmente,yo me niego (claro,es un lujo que me
                      puedo dar yo tengo mi casa)soy
                      propietario de un chalet de
                      ladrillos tejado a dos aguas
                      azotea que si no fuera por los
                      chapapotes de los cuartos de casa
                                                se nos mojaban.

¿Y?

Seríamos peces sábanas recién blanqueadas seres
                     hospitalarios lavados por el
                     agua viva que rezuman las
                     mamposterías (y qué otra
                     cosa tiene uno sino cuatro
                     paredes):bien que reflejan
                     su sombra en la pared
                     las macetasdel alféizar la
                     begonia florida sobre la
                     antigua cómoda Shaker del
                     dormitorio con el Cristo
                     mexicano la vaca en lasitud
                                         de goma.

Esa es tu infancia ¿verdad?

Bravo por ti por tus vacas de goma los mugidos del
          agua en las charcas (bravo) por
          la quietud del viernes con nuestros
          charcos de vino tinto al fondo del
          pozo los cuatro pasos bovinos
          escaleras arriba camino de la
          cama por el recodo veremos esta
          noche el carrillón con doce efigies
                                 en la torre de Praga.

Viva y que vivan los olores de casa.

Ya paró de llover no tiene muertos el campanario sólo
                    yo y mi deseo (sólo yo y mi deseo) :
                    el periódico algo revuelto sobre
                    la cama matrimonial (por la ventana la
                   espesura de los sicomoros aunque si
                   mal no recuerdo este mes este mes
                   estamos en febrero) un interruptor da
                   o niega luz no tengo mayor deseo
                   que mi cansancio los libros en las
                   repisas la saetilla del reloj hacia
                   atrás en noviembre con el árbol en
                   frondas (frondas) del árbol.

Mujer,mía : sé somera (huelga decirlo) que bien te
podaron la cabellera, Juana de Arco.

Medieval señora : el orden ausencia o en actualidad
                     es igual a sí mismo como las
                     tablas rasas (después de todo
                     qué inocentes fuimos) de nuestra 
                     primera y segunda procreación
                     matrimonial que produjo la
                     vasija y (dentro) la gota espesa
del amizcle y aun más dentro el
diminuto cáliz matrimonial de la
                    respuesta.

Bien que estuvo.

Hecho: dos hijas unos cachivaches que sin quererlo se
                    fueron amontonando o la lámpara
                    1929 (su tulipa,beso) con forma
                    de milenaria seta azul sobre
                    dorado (pasó la ferocidad)
                    (puedo andar: cruzar dos palabras
                    con la Idiota) bonito peldaño
                    que acaba de crujir (supongamos
                    que duermen)(supongamos que la
                    maternidad las arrulló) (entra)
                   (entra) la habitación (nos ajusta).



de El carillón de los muertos,Ediciones Ultimo Reino.Buenos Aires.1987











MARINA ARRATE (SANTIAGO DE CHILE,1957)

La muerte




La muerte,dice él,es un pozo azul
donde nadan impecables tus ojos
laminando el agua donde viviré
donde vivimos
convertidos en peces suaves
que acarician sus lomos
y lamen sus rostros
y sus vientres amarillos.

La muerte,dice ella,
es una lanza de oro
y nos atravesará
atraída en nuestro imán.



La muerte es un espejo
de hermosos senos
sobre un desierto tan hondo
y tan profundo 
como azul,susurras.

La muerte es una ronda que se cimbra
                      al ritmo
de nuestros cuerpos, me quejo.

Tú eres,me dices,
tú eres,
reconociéndome,
la que se hará con mi nombre
en los tiempos del odio,
de la roja lluvia del odio.

tú me retorcerás
en tu máquina corporal
yo te replico.


La muerte es un cisne
de largo y flexible cuello,
tan graciosa es y delicada,
enamorados,
recitamos.


La muerte es un espejo
que se triza,
y a su orilla prenden fuego
y se inflaman
sus adoradores locos.


Ven,
ven púrpura a besar
el ruedo ardiente de mi manto.

La muerte vendrá y tendrá tu boca.




de Tatuaje,según la versión que consta en Máscara negra-Tatuaje-El hombre de los lobos,Libros de Tierra Firme,Buenos Aires,1996.