como a la ropa blanca
la vida mí
me va a lucir
ma ha de lavar
y consentir
me va a arrugar
y percudir
me va a rasgar
me va a huir
a desechar
y a sustituir
1
Yo soy un río,
voy bajando por
las piedras anchas,
voy bajando por
las rocas duras,
por el sendero
dibujado por el
viento.
Hay árboles a mi
alrededor sombreados
por la lluvia.
Yo soy un río,
bajo cada vez más
furiosamente,
más violentamente
bajo
cada vez que un
puente me refleja
en sus arcos.
2Yo soy un río
3
Yo soy el río.
Pero a veces soy
bravo
y
fuerte,
pero a veces
no respeto ni a
la vida ni a la
muerte.
Bajo por las
atropelladas cascadas,
bajo con furia y con
rencor,
golpeo contra las
piedras más y más,
las hago una
a una pedazos
interminables.
Los animales
huyen,
huyen huyendo
cuando me desbordo
por los campos,
cuando siembro de
piedras pequeñas las
laderas,
cuando
inundo
las casas y los pastos
cuando
inundo
las puertas y sus
corazones,
los cuerpos y
sus
corazones.
4Y es aquí cuando
5Yo soy un río.
6Yo soy el río que viaja en las riberas,
árbol o piedra seca
yo soy el río que viaja en las orillas,puerta o corazón abierto
yo soy el río que viaja por los pastos,flor o rosa cortada
Yo soy el río que viaja por las calles,tierra o cielo mojado
yo soy el río que viaja por las casas,mesa o silla colgada
yo soy el río que viaja dentro de los hombros.árbol fruta
rosa piedra
mesa corazón
corazón y puerta
retornados.
7Yo soy el río que canta
8Yo soy el río anochecido.
9Llegará la hora
LAS HÚMEDAS TERRAZAS DOMINABAN...
A Octavio Paz
Las húmedas terrazas dominaban
el templo, la planicie entre dos mares,
superpuestas, azules, triangulares.
Simétricas estatuas deslizaban
sus fragmentos de mármol por la nieve
-fueron torsos de Apolo, manos anchas
que el musgo ha devorado con sus manchas-
fresca, trazando un laberinto breve.
Los cuerpos arrastrados por el río
han quedado en la arena sepultados
bajo las piedras nítidas del lecho.
En el delta una mano, el globo frío
de unos ojos han sido rescatados.
y más allá una frente, un brazo, el pecho.
Si se ha de escribir correctamente poesía
no basta con sentirse desfallecer en el jardín
bajo el peso concertado del alma o lo que fuere
y del célebre crepúsculo o lo que fuere.
El corazón es pobre de vocabulario.
Su laberinto: un juego para atrasados mentales
en que da risa verlo moverse como un buey
un lector integral de novelas por entrega.
Desde el momento en que coge el violín
ni siquiera el Vals triste de Sibelius
permanece en la sala que se llena de tango.
Salvo las honrosas excepciones las poetisas uruguayas
todavía confunden la poesía con el baile
en una mórbida quinta de recreo,
o la confunden con el sexo o la confunden con la muerte.
Si se ha de escribir correctamente poesía
en cualquier caso hay que tomarlo con calma.
Lo primero de todo: sentarse y madurar.
El odio prematuro a la literatura
puede ser de utilidad para no pasar en el ejército
por maricón, pero el mismo Rimbaud
que probó que la odiaba fue un ratón de biblioteca,
y esa náusea gloriosa le vino de roerla.
Se juega al ajedrez
con las palabras hasta para aullar.
Equilibrio inestable de la tinta y la sangre
que debes mantener de un verso a otro
so pena de romperte los papeles del alma.
Muerte, locura y sueño son otras tantas piezas
de marfil y de cuerno o lo que fuere;
lo importante es moverlas en el jardín a cuadros
de manera que el peón que baila con la reina
no le perdone el menor paso en falso.
Quienes insisten en llamar a las cosas por sus nombres
como si fueran claras y sencillas
las llenan simplemente de nuevos ornamentos.
No las expresan, giran en torno al diccionario,
inutilizan más y más el lenguaje,
las llaman por sus nombres y ellas responden por sus
nombres
pero se nos desnudan en los parajes oscuros.
Discursos, oraciones, juegos de sobremesa,
todas estas cositas por las que vamos tirando.
Si se ha de escribir correctamente poesía
no estaría de más bajar un poco el tono
sin adoptar por ello un silencio monolítico
ni decidirse por la murmuración.
Es un pez o algo así lo que esperamos pescar,
algo de vida, rápido, que se confunde con la sombra
y no la sombra misma ni el Leviatán entero.
Es algo que merezca recordarse
por alguna razón parecida a la nada
pero que no es la nada ni el Leviatán entero,
ni exactamente un zapato ni una dentadura postiza.
y he preferido esta quietud
tu abrazo
tus pies
a tanta pasión y desvarío
a tantos ojos abiertos
(quietud era la casa
tus pies venían de la nieve
iban viniendo siempre)
digamos que
bien
ha terminado
la aparición de los caminos
el ardiente segundo
no lastima el tiempo
ni otro seres
se ha recibido
ángel
voluntad
sentido
dio las miserias
tu corazón
y el viento que he seguido
abierto en hueso
a la mediocre eternidad del siglo
tu sueño es mío
y su aventura
en el comienzo
estar ahí
las comunes palabras
el humo de la luz.
Dos caminos se bifurcaban en un bosque amarillo,
Y apenado por no poder tomar los dos
Siendo un viajero solo, largo tiempo estuve de pie
Mirando uno de ellos tan lejos como pude,
Hasta donde se perdía en la espesura;
Entonces tomé el otro, imparcialmente,
Y habiendo tenido quizás la elección acertada,
Pues era tupido y requería uso;
Aunque en cuanto a lo que vi allí
Hubiera elegido cualquiera de los dos.
Y ambos esa mañana yacían igualmente,
¡Oh, había guardado aquel primero para otro día!
Aun sabiendo el modo en que las cosas siguen adelante,
Dudé si debía haber regresado sobre mis pasos.
Debo estar diciendo esto con un suspiro
De aquí a la eternidad:
Dos caminos se bifurcaban en un bosque y yo,
Yo tomé el menos transitado,
Y eso hizo toda la diferencia.
Alto en el bosque en una noche de invierno
Me imagino de quién son estos bosques.
Pero en el pueblo su casa se encuentra;
no me verá parada en este sitio,
ante sus bosques cubiertos de nieve.
Mi pequeño caballo encuentra insólito
parar aquí, sin ninguna alquería
entre el halado lago y estos bosques,
en la noche más lóbrega del año.
Las campanillas del arnés sacude
como si presintiera que ocurre algo…
Sólo se oye otro son: el sigiloso
paso del viento entre los copos blandos.
¡Qué bellos son los bosques, y sombríos!
Pero tengo promesas que cumplir,
y andar mucho camino sin dormir,
y andar mucho camino sin dormir.
Versión de Agustí Bartra
La escritura en la pared
Y así
entre príncipes y concubinas
se derramaron los vasos
llegados de la casa santa
así cayó la cal
bajo uña de profecía
y Darío de Media
partió el reino
como el mutismo de aquellos dioses
-en varia materia realizados-
clamó el estupor de Belsasar
rey de los caldeos
no estaba detrás del candelabro
en la pared
lo que leyó Daniel
sino en el foso cuidado por leones
o en un horno de fuego
donde pasean muchachos.
Las súbitas venas de esa mano sola
-que escribió la pared y trazó el mundo-
páginas eran de admirables libros
y tú guarda la visión, porque es para muchos días.
De la humana palabra
Para siempre, Oh Jehová, permanece tu palabra en los cielos.
Salmos 119.89
A veces se criaban las palabras
como apretados ramos
de aquello que
temprano
fue sentido
atada transparencia
el gozo
conocer
subir a un reino
antes del hueso
obra el alma
serena y ofrecida
a un dios
de lo mejor
pero
¿quién habita el palacio?
¿qué libro amó
su página secreta?
así la penitencia
puso al ser y a sus deseos
entre furtivos de vigilia
arrogante mueca del enigma
para el hombre, el tiempo
en la verdad, los himnos
y el árbol de la vida
ya sombra de vocablos
y todo así
hasta el silencio mismo
sí
sólo de esta palabra
huye el ángel.
Por toda la tierra
Tenía entonces toda la tierra una sola lengua y unas mismas palabras
Génesis 11.1
Vete de tu tierra y de tu parentela y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré
Viendo esa tierra
apacentaron las palabras...
Silencio
tomadas del cabello
iban las voces
por el bosque del ogro
el mal
ubica corazones
en fértiles espejos
la cara de mi padre
ahora ciega y verdadera
es mi idioma
el duelo
la torre
lo lejano
Señor
esta confusión
da cielo
la poesía.